18 de junio de 2012

Prepararse... todo un viaje!



El proceso de preparación ha sido super intenso y lo sigue siendo...


Cada uno vendió su auto y entre los dos más un empujoncito familiar
nos compramos nuestra tan soñada CAMA-MIONETA.
Además dejamos nuestro dpto en Córdoba
para mudarnos al dpto que nos prestaron mamá Tere y papá Pancho
acá detrás de su casita en Cosquín.


Martín renunció a su trabajo en el cole
y empezó a ponerle pilas a las materias que le quedaban
para terminar el profesorado de Antropología,
con todo lo difícil que es enfocarse, concentrarse intelectualmente
cuando tenés mil ideas para el viaje, asuntos por resolver,
cositas para trabajar, emociones que se van tramitando,
mudanzas, trámites, papeles, arreglos mecánicos, y tantos etcéteras!

Yo entendí que si bien fui parte importante de la creación
de un espacio bonito, en el que se aprende,
se trabaja y se comparte de una manera especial,
el Instituto Ariadna ya tiene vida propia,
y sería injusto cerrarlo sólo porque yo me voy,
así que le entregué el mando a mamá Susana
para que ella lo mantenga vivo y abierto junto a todo el equipo.

Pero antes de todo eso hubo mucho trabajo por dentro...
Entender que nuestro peor enemigo es el miedo,
que las limitaciones y los "pero" son creaciones nuestras,
soltar metafóricas pero pesadas mochilas viejas,
dejar la seguridad de un sueldo a fin de mes,
dejar la comodidad de una casa grande,
dejar, regalar, archivar todas las cosas que habíamos acumulado
(porque entran y "hacen falta" en la casa grande).

Aceptar la idea de que la gente que queremos puede sola...
con su vida, sus sueños, su felicidad y sus temores
(parece que no hacía falta que les estemos encima y cuidando en cada pasito).
Conectar con nuestros verdaderos deseos
filtrando las espectativas que vienen de afuera
conectar con nuestra propia visión del mundo y de las cosas de la vida,
y a la vez aprender a ser permeables a lo que podemos aprender de los otros,
escuchar, procesar, desmenuzar y tomar opiniones y recomendaciones
pero a partir de tener una clara idea (y por eso mismo flexible)
de nuestra propia identidad, quiénes somos, qué queremos y hacia donde vamos.

Bajarnos de la escalerita del "éxito" que ya está escrita
(esa que te lleva del colegio al estudio,
de ahí al trabajo y de ese a uno mejor,
para poder comprar un montón de cosas
y quizás pagar unas vacaciones de 15 días a algún lugar bonito,
de ahí al auto, la casa y los chicos...)
y escribir nuestro propio cuento, elegir nuestro propio camino
y darle un nuevo significado a nuestra existencia,
redefinir nuestro concepto de éxito como algo personal
que tiene que ver con el coraje de cumplir los propios sueños
y con la valentía de soñar el mundo que queremos,
que tiene que ver con el amor que somos capaces de sentir
entre nosotros y hacia cada ser que habita esta Tierra.

Y así vamos...
nos seguimos encontrando con personas, situaciones, palabras y gestos
que nos invitan a profundizar nuestras reflexiones
y a intentar otras nuevas...
Por lo visto y gracias a la vida, así continuará,
y eso que todavía no salimos a la ruta!


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